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2022-10-22 20:53:38 By : Ms. Mia Lin

Después de dos años ausente, volvió a la capital de Chile Premium Tasting, un evento imperdible para consumidores y profesionales del vino, ya que reúne en masivas degustaciones (de hasta 800 personas) etiquetas con altos puntajes y a sus enólogos. El potente ejercicio, siempre impecablemente organizado por los mendocinos Nicolás Alemán y Rodolfo Kohn, ha permitido desde la primera edición, en 2011, conocer en profundad los panoramas vitivinícolas de Argentina, Chile y Perú.

Tal como se venía haciendo antes de pandemia, la versión chilena 2022 sumó interesantes seminarios para ponerse al día en tendencias. El plato fuerte reunió a los más afamados hacedores de vinos de ambos lados de la cordillera: Alejandro Vigil, Sebastián Zuccardi, Juampi Michelini y Matías Riccciteli por Argentina; Marcelo Papa, Felipe Müller, Marcelo Retamal y Francisco Baettig por Chile. Esta gran final de la Champion Leage del vino sudamericano, mostró un juego lleno de riesgos que inevitablemente ha subido los costos de producción y por ende los precios. También, lució un juego bonito, porque a la par del riesgo ha subido la calidad y el factor sorpresa.

Si hablamos de diferencias, en términos muy generales y en las mismas palabras del árbitro del inédito encuentro -el crítico de vinos Patricio Tapia- podemos decir, que “mientras Argentina profundiza, Chile explora”.

Quiere decir que sólo en Mendoza, la región vitivinícola que produce más del 80% del vino argentino, los proyectos de vinos están escarbando cada milímetro para entender que hay debajo de sus pies y como les afecta ese clima que cambia desde lo muy cálido hasta lo a muy frío, en apenas 70 km, mientras suben hacia los Andes desde los 400 metros sobre el nivel del mar hasta los 2.000. Todo, siempre poniendo foco en su cepa estrella, la malbec.

Del otro lado de los Andes, en Chile, la exploración se extiende desde la estrecha y larga franja que es este país, entre la costa del Pacífico hasta los Andes, y por más de 1500 kilómetros de extensión entre norte y sur; recorriendo más de cuatro regiones vitivinícolas: desde el desierto de Atacama, hasta la lluviosa zona de Malleco.

Se trata de innovaciones a ambos lados de la Cordillera, que nos entregan vinos que diez años atrás era imposible soñar. Hablamos de los vibrantes chardonnay mendocinos, nacidos hoy de sus zonas más altas y frías, seleccionados de los viñedos con los suelos con más cantidad de cal; donde además nacen aromáticos y filosos sauvignon blanc y pinot noir; y malbec con una tensión y frescura que nada tienen que ver con aquellas golosas referencias que por primera vez despertaron la pasión por los grandes vinos tintos de Argentina.

Innovaciones a ambos lados de la Cordillera,

que diez años atrás era imposible soñar.

Del lado chileno, en este seminario llamado “La revolución de los Andes”, el foco estuvo en mostrar el éxito alcanzado con sus nuevas cepas tintas, como malbec, garnacha o carignan, que no se deslumbran ni con las alturas ni con la intensidad del sol, y que nos hacen pensar que Chile puede ser mucho más que sólo cabernet y carmenere. También, que puede brillar con vinos de cepas chardonnay y pinot noir, que gustan de climas costeros fríos y nublados, o de los extremos lluviosos del sur, nacidos de nuevos viñedos pensados para ofrecer alta calidad en lugar de los altos volúmenes de producción de antes. Estos nuevos viñedos crecieron en los suelos más interesantes, ya sea por su alto contenido de cal o de granito.

Elegimos cuatro grandes goles de esta jornada en Santiago que ya están en el mercado, y que reflejan como Argentina y Chile, avanzan en exploración y profundidad a pasos agigantados, para ganarse el respeto de las grandes ligas del mundo del vino. Atentos, por cierto, a la próxima versión en Mendoza a fines de noviembre 2022.

Matías Ricciteli Sauvignon Blanc Viñas Extremas De la Carrera 2021, Valle de Uco. Mendoza/ Argentina. Matías, hijo del mítico enólogo Jorge Ricciteli (ex Bodegas Norton), logró con este vino mucho más de lo que las generaciones anteriores admiraban de los primeros sauvignon costeros de Chile. Entonces parecía imposible lograr frescura en una región donde el termómetro ni siquiera de noche baja de los 30°C. Fue posible acercándose mucho más a la Cordillera de los Andes, y subiendo hasta los 1.700 metros, donde las parritas de este sauvignon blanc temen el frío de la madrugada. Su fermentación y crianza es en fudres de roble francés durante ocho meses, para domar el filo de su textura y acidez, potenciadas por sus suelos calcáreos. Lo que no domó son sus aromas, explosivos, con notas a maracuyá, lima y las hierbas frescas propias del paraje. El vino se vende fuera de Argentina a 60 dólares por botella, y “se vende todo” dice sin pestañar su joven hacedor.

Tabalí Talinay Pai Pinot Noir 2018, Valle del Limarí. Norte costero de Chile. Si los vinos de pinot noir son lo más emociónate que Chile esté haciendo hoy entre cepas tintas francesas tradicionales, se debe a un trabajo de exploración que comenzó casi cuarenta años atrás en el valle frío de Casablanca. Desde entonces, en viñedos y bodegas de todo el territorio han ido profundizando en conocimiento, además de sumar nuevos viñedos en zonas cada vez más extremas y con nuevo material vegetal, traído a veces desde los mejores terruños de Borgoña. De esta combinación, a la que se suman los suelos calcáreos costeros ubicados 400 kilómetros al norte de Santiago, nació Talinay Pai 2018 (70 dólares), un pinot de seductora delicadeza en todas sus dimensiones. Detrás de la fruta roja fresca y nerviosa de Pai y todos los vinos de Viña Tabalí (atentos a su Malbec Roca Madre del mismo valle a 1.600 metros sobre el nivel del mar), hay una dupla imbatible, la del enólogo Felipe Müller y el viticultor Héctor Rojas.

Zuccardi Malbec Super Cal 2019, Paraje Altamira. Mendoza/ Argentina. Sebastián Zuccardi, tercera generación de viñateros de Mendoza, cuenta que cuando decidieron plantar los primeros viñedos alrededor de su premiada bodega Piedra Infinita, a 1.100 metros sobre el nivel del mar en el Valle de Uco había eso, demasiadas piedras. El plan era sacarlas con unos doscientos camiones, que terminaron siendo mil. El Malbec Super Cal (180 dólares) hace referencia a la gran cantidad de carbonato de calcio que recubre las piedras redondas que quedan entre las raíces de los viñedos, y nació después de mucho profundizar y separar zonas más pequeñas dentro del mismo campo, en la zona Paraje Altamira. El vino, fermentado y guardado en tanques de cemento, tiene gran tensión y frescura, junto a fruta negra por borbotones, cualidades que las generaciones anteriores jamás pensaron que podían lograr. De un viñedo a 1.400 metros nace otro grande de Zuccardi, el blanco Fósil Chardonnay.

Baettig Chardonnay, Selección de Parcelas Los Primos 2021, Traiguén. Sur de Chile. En este juego de titanes, este gran blanco chileno (55 dólares) logró brillar por su tensión y deliciosa acidez entre los filosos chardonnay de las alturas de Mendoza. Francisco Baettig, enólogo responsable por décadas de los grandes vinos de Viña Errazuriz y Chadwick, emprendió este proyecto personal en 2020 con su socio, el comercial Carlos de Carlos. Los viñedos plantados 600 km al sur de Santiago en 2013, esta vez en sociedad con un primo, están sobre suelos volcánicos y su mayor peligro son las heladas de primavera. La fruta, que ya vale oro, es materia prima de otros grandes vinos de Traiguén, como el Black Series Chardonnay de Viña Morandé, y del mismo Baettig, el Pinot Noir 2020 Los Primos: otro pinot chileno, por cierto, lleno de fruta roja, vibrante y ágil en boca, con envidiable fuerza y tensión.

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